Teo, como público, es exigente. Y mucho. No sabría decir exactamente cuáles son sus criterios artísticos para seguir un cuenta cuentos, una obra de teatro o en general cualquier espectáculo, pero empiezo a aproximarme a sus gustos.
Para comenzar, lo que más le gusta es participar. Por eso creo que le gustó tanto participar en el cuento activo al que asistimos en La violeta, dinamizado por Halamara. Tal y como ellos dicen, el cuento activo:
se desarrolla en un espacio seguro y preparado, donde cada uno de los niños experimenta vivencialmente con todo su cuerpo y su ser, el cuento. Una experiencia interactiva donde el niño y la niña pueden introducirse en el mundo mágico de los cuentos, no sólo desde su imaginación sino mediante su propia expresión corporal. Un cuentacuentos donde los niños deciden si quieren participar activamente o si prefieren disfrutar escuchando. Un cuento activo donde se respetan los procesos internos de los niños tomando en cuenta sus necesidades de desarrollo, sin interferencias, sin dirigirles.
Para que eso se dé procuramos crear un ambiente relajado con límites claros, donde los niños y niñas se sientan seguros (libres de juicios, expectativas, valoraciones) y donde, si quieren, pueden ser los protagonistas de su propia historia.
El cuento activo es una propuesta diferente: es expresión oral, expresión corporal y expresión musical; una forma de relacionarse con los niños dentro de un mundo de fantasía basada en la confianza, el amor y el respeto.
En ese espacio, donde él podía entrar y salir, participar o ver, ví a Teo cómodo. Como si estuviese hecho todo a su medida.
Normalmente vamos a los cuentacuentos que organizan en la biblioteca, y ahí lo normal es que se decante en seguida por ver cuentos más que por escuchar al cuentacuentos de forma continua. Sólo en una ocasión el cuentacuentos ha logrado captar su interés total, lo que me hizo llegar a una segunda condición que debe tener un espectáculo que le guste: canciones. De hecho, las obras de teatro que le han gustado cumplen con este requisito al 100%. Pero no vale cualquier canción, tiene que ser divertida, bien interpretada y animada pero sin pasarse de estridente.
Solemos ir los domingos al teatro del centro cultural, donde por cierto cada vez la calidad de las obras para niños es mejor, o así nos lo parece en casa. La obra que más le ha gustado a Teo hasta el momento ha sido Un paseo por el mar, de la compañía Los Gorriones. Yo no estuve ese día, pero a fuerza de insistir, me he aprendido algunas de sus canciones. En su página se puede ver un video con trozos de la actuación y ya tenemos cita asegurada para volver a verla. Durante varios días, la frase favorita de Teo ha sido: "¿Sabes qué? Quiero ir a ver el teatro de la estrella de mar y el barco pirata".
Seguiré atenta a ver qué hace que una obra le interese o por el contrario pase de ella en menos de cinco minutos.