Ojeando en una libreria el libro Aprender a vivir con niños, Ser para educar de Rebeca Wild he leido una de esas verdades que a veces necesitan ser recordadas. Mas o menos venia a decir que tenemos mucha paciencia cuando los niños aprenden a tocar por ejemplo el piano, y apreciamos su esfuerzo, sus notas desafinadas. Asi ocurre cuando empiezan a dibujar o a escribir. Vemos cada paso y nos sentimos orgullosos. Pero cuando se trata del aprendizaje emocional toleramos muy mal que no sepan resolver sus conflictos a la primera.
La imagen es de Monica Calvo y refleja bastante bien algunos momentos de nuestro dia a dia, gato incluido (aunque Teo lo que tiene en la boca es otra cosa).