domingo, 22 de agosto de 2010

Homeschooling


Esta mañana, en el programa A vivir hemos escuchado un apartado dedicado al tema, al que se puede acceder pinchando en el enlace. Salían varias madres y Jose Antonio Marina, creo que el que lleva la Universidad de padres (me ha parecido entender). La verdad es que el hombre se ha situado en una situación de poder, interrumpiendo todo el rato a esas madres. Me ha dado la impresión de que les hablaba como si fuesen niñas, unas alumnas y él el gran profesor. Pero es que además, el gran profesor hablaba de diferentes teorías, muy universitario, sí, pero me daba la sensación de que no tenía ni idea del tema del que hablaba, que se quedaba en teorías difusas pero no bajaba a la realidad (uy, ¿mal de universidad, quizás?). Y claro, la sensación era que madres y profesor hablaban de cosas totalmente diferentes, desde diferentes planos. Me ha recordado la idea de pensamiento zoom. Se encontraban a diferentes escalas, sólo que la sensación era que él se imponía desde el poder que da un título.

Yo no es que sea ni detractora ni gran defensora del homeschooling. Simplemente me parece una opción más. Y como opción creo que debería estar reconocida y apoyada de forma oficial. Pero me ha dado rabia oir según qué cosas. Lo primero, el topicazo de la socialización, de la burbuja en la que viven, de los límites que hay que poner a los niños. Sólo eso ya demostraba que no tiene ni flowers de qué va el tema. Como si los niños sólo se socializaran en la escuela (o como si los niños se socializaran durante todas las horas que pasan sentados mirando al profesor). Creo que se tiene la imagen de que los niños que no van al cole sólo están con sus padres, con familiares o con amigos escogidos a dedo y ya está. Pues al menos los niños que yo conozco que no van al cole van a otras muchas actividades, donde también encuentran seguramente niños que no les caen bien (que era una gran preocupación del profesor) con los que no congenian y con los que tienen que compartir actividades varias. No están en esa jaula de cristal de la que muchas veces se habla.

Otra cosa que me ha llamado la atención es el cuestionamiento que se hacía sobre la capacidad de los padres, así, en general. No todos los padres toman esta opción y cuando lo hacen, al menos en los casos que yo conozco, resultan ser personas no sólo preparadas, si no que tienen esa capacidad de buscar recursos, de innovar, de saber ser guías del aprendizaje de sus hijos. Eso es algo que no se puede decir de muchos profesores que se limitan a "abrir libro por la página x" y "vomitar" una serie de explicaciones y el que las entienda bien y el que no también (y que las entienda y quiera profundizar más en el tema, que se busque la vida por otro lado que no está en el programa). No me quiero meter con los profesores, para nada, pero profes de éstos haylos y es verdad que como ya tienen el título pues nadie cuestiona nada. (sobre profes, decir que para mí es una gran profesión y que también conozco profesores muy implicados con la enseñanza, que de verdad personalizan los currículos, que no lo tienen fácil muchas veces con tanta gente a la que enseñar, con la presión que tienen, etc... pero no es el tema de hoy. Sólo añadir a este paréntesis, que una amiga, profe de secundaria, hablando de los libros digitales, pues me comentaba eso, que para decir, abrir el libro, digital o de papel, por la página x, y repetir año tras año las mismas clases, pues tampoco hacía falta pasar por ninguna facultad de enseñanza). Se hablaba de que en infantil y primaria vale que los padres "jugaran" a ser profes, pero que en secundaria... ¡pues ni que en secundaria se diera física cuántica! Pero bueno, si tanto preocupa esa capacidad de los padres, pues que se legalice y se pongan los mecanismos necesarios para hacer un seguimiento y apoyo.


Los niños tienen derecho a la Educación, pero esto no significa que tenga que obtenerse en el colegio, vía unos profesores. Dicho esto, nuestra hija sí va al colegio. A uno público, que no elegimos. Yo no estoy del todo contenta con el que le tocó, es uno "del montón", la verdad. Pero ahí sigue, por un lado porque ella va muy contenta (no quiere ni oir hablar de cambiarse de cole) y por otro porque al ser del montón, pues cambiarla a otro cole similar es absurdo y cambiarla a un colegio de los "guays" pues no es viable hoy por hoy (no sólo económicamente, hay alguno público que me gusta, pero de momento no ha sido posible). Tampoco me planteo el homeschooling como opción para nosotros. Educamos en casa, pero no sólo en casa, me gusta la Escuela (a pesar de lo dicho arriba, a pesar de sus problemas, con todos sus desafíos). Yo soy de las de intentar cambiar desde dentro, aunque ya veo que eso es bastante complicado, al menos en el colegio al que va Laia. Es tan grande... Me encantaría que la relación con los profesores fuese fluída, pero la sensación, en general, es que los padres estorbamos. En la reuniones suelo sentir que nos hablan como si fuésemos niños, desde su púlpito, desde el poder que les da el título. ¿a qué me suena eso? ah, sí, al programa de radio de esta mañana. Hay otras opciones, hay colegios que se organizan en comunidades de aprendizaje, donde todos cuentan, donde el aprendizaje dialógico es el motor. De momento son iniciativas que están surgiendo en colegios "conflictivos" y se ve que está dando resultados. A mí me gustaría que, sin necesidad de ese conflicto previo, de esas situaciones de extremo fracaso escolar, los colegios adoptasen las premisas del aprendizaje dialógico.


Que nadie se tome a mal estas líneas, son sólo cuatro ideas que me han surgido durante la siesta de un domingo por la tarde. Escuchando el programa de radio hubiese contestado a muchas cosas que decía el profesor (aunque luego se me han olvidado la mayoría). Y por otro lado, queda menos de un mes para que comience el curso, con cambio de profesora para Laia. Así que se avecinan tiempos de cambios. Espero que la nueva profesora (o profesor, vete tú a saber!) sea al menos tan maja como la que ha tenido estos dos años, ya que a pesar de esa sensación de hablar desde el púlpito a los padres, con los niños conectó muy bien. Yo de momento, aunque sea triste partir de un objetivo tan bajo aparentemente, sólo espero que la escuela no mate las ganas de aprender de mi hija. Y espero tener energía para seguir participando en el APA, aunque el curso pasado ya casi se me quitaron las ganas y este año ando con pereza. Pero bueno, quedan muchos años y muchas cosas por hacer.