Una de las cosas buenas que tiene vivir en una ciudad tan grande como Madrid, es que la oferta cultural es enorme. Siempre hay cosas que hacer, espectáculos varios, actividades... A mí eso me deja una sensación de no llegar a todo, de que se me escapan tantas cosas que me gustaría hacer... y hablo sólo de la oferta cultural gratuita o económica, que no me da la vida en estos momentos para muchos gastos. Pero cuando de repente, con calma, como aquel que no quiere la cosa, pasa una semana en la que ha surgido hacer tantas actividades culturales interesantes, te sientes agradecido por las oportunidades que da vivir aquí.
El jueves, al salir de inglés, fuimos a ver una exposición llamada Monet y la abstracción, en la Fundación Caja Madrid. Hicimos una visita rápida, pero intensa, pasando por todos los cuadros. Laia iba de la mano de su amiga y entre las dos comentaban las obras que daba gusto oirlas. A Laia le impresionó mucho la barba de Monet. Y su perro, que me olvidaba de él.
El viernes nos acercamos Laia y yo al centro cultural que tenemos a cinco minutos de casa para ver un ballet flamenco. Es el primer espectáculo no pensado específicamente para niños al que iba con ella. Le impresionaron los vestidos, las peinetas, los mantones de manila, la voz de la cantaora, el baile... estaba fascinada. Ella hace danza y dedican un rato a bailar flamenco. Al principio del espectáculo, me decía que ella también hacía eso o aquello. Luego se quedó boquiabierta con lo rápido que taconeaban. Acabó bailando ella también, a pesar de lo cansada que estaba. Valió la pena quitarse la pereza de viernes tarde.
El domingo volvimos a acudir al centro cultural del barrio para ver un espectáculo de payasos, magia, malabares... que divirtió mucho a los niños. Se pasó la tarde-noche recordando escenas y re-riéndose ella sola.
Y el sábado tarde, celebramos la fiesta de los faroles en casa de María . Hicimos (hice) un farollillo de papel que luego quiso repetir al día siguiente (esta vez pidió ayuda sólo para pegarlo), comimos una tarta estupenda y riquísima con forma de farolillo que hizo María, y jugamos a las adivinanzas. Este juego le encantó a Laia y hemos tenido varias repeticiones y ya tiene pensado que será una de las actividades de su fiesta de cumpleaños (allá por julio...). Luego los niños jugaron y las madres estuvimos charlando. Eva nos explicó de viva voz su interesantísima entrada sobre Inger Enkvist. La vamos a nombrar conferenciante oficial de nuestras reuniones.
Para el juego de las adivinanzas todas llevamos pequeños obsequios para los niños que las acertaran. Sabíamos que están hechos unos hachas y que iban a acertarlo todo, así que llevamos muchas cosas. Con mi emergente afición al fieltro, hice unos animales relacionados con China. Por si no se distingue bien, lo explico, jeje. El gallo porque Laia y la mayoría de niños que había son gallos en el horóscopo chino. El tigre por haber comenzado el año del tigre. El dragón (que cosí algo mejor que lo que aparece en la foto) por ser una criatura muy importante en su mitología. Aunque este dragón parece salido de la leyenda de Sant Jordi. Quedaron poco fieros estos bichos :)