Estos días ando profundizando en diferentes técnicas para resolver conflictos con niños de infantil y primaria. Una de las que me ha llamado la atención ha sido El txoko (el rincón) o el rincón de los conflictos según los autores (Alzate, Porro). Precisamente me ha llamado la atención por ese dar la vuelta a la silla de pensar... o bien mirado la silla de pensar aplicada como castigo fue en realidad un desvío de su uso original, siendo un espacio de recogimiento donde se podía ir voluntariamente para resolver un problema de matemáticas o lo que fuese, una escenificación de la idea de concentración y paréntesis mental. Pero ya sabemos el uso indiscriminado que se les da en muchas escuelas como castigo, devaluando el ya de por sí devaluado concepto de pensar.
Básicamente, como técnica de resolución de confictos, consta de un par (o tres) de sillas situadas en un sitio tranquilo de clase. Se le puede poner, a modo simbólico unos carteles con una oreja en una silla y una boca en la otra. La idea es que las personas que tengan un conflicto puedan sentarse allí, tomarse su tiempo, su kit kat e ir alternando sillas. Cuando se está en la silla-oreja no se habla, sólo se escucha. Y en la silla-boca se cuenta la propia visión de lo sucedido. Cuando uno ha acabado de hablar, se alternan los papeles, las veces que sea necesario. Cuando los ánimos están tranquilos para dialogar, se dialoga y se llega a acuerdos, dando ideas que solucionen la situación. Si no, siempre pueden acudir al profesor si lo ven necesario.
Puede parecer un teatrillo y en realidad lo es. Pero aporta a los niños varias competencias: que cuando se tiene un conflicto pueden ser capaces de resolverlo sin necesidad de implicar a un tercero, les enfoca a que cuando hay un conflicto se puede resolver hablando, dando un valor singular a la escucha, a la expresión de sentimientos y al diálogo, que cuando los ánimos se calman es más fácil encontrar soluciones.
Por lo que he visto en este estudio de Álzate, se está llevando a cabo en colegios en educación primaria con muy buenos resultados, teniendo en cuenta que al principio sólo es algo que está ahí y que poco a poco lo van incorporando como propio, incorporando el valor de "ambos ganamos" en este conflicto. Comenta en el estudio que se ha notado un cambio en la actitud hacia los conflictos por parte de los alumnos, que al llegar del patio, gran fuente de conflictos, los que lo necesitan, se van de forma voluntaria y en muchos caso por propia iniciativa, a ese rincón el tiempo que crean necesario. Para ello, claro, los profes tienen que estar dispuestos a que se "pierdan" un rato de clase, tienen que creer en la importancia de lo que están aprendiendo los niños de forma alternativa.
imagen cogida de internet
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