Esta semana, como ha hecho buen tiempo, hemos tirado de parque. He notado un gran cambio en mi hija con el inicio del curso. Básicamente, soy una mamá que se sienta en un banco. La situación me tiene algo descolocada, porque conozco de vista a algunas madres,que se sientan en sitios diferentes, pero como siempre jugaba con L. no había tenido oportunidad de sentarme. Los primeros días andaba por el parque sin saber dónde sentarme. Suerte que me salí por la tangente y me senté yo sola, a respirar profundamente, a disfrutar del sol y de ver cómo mi hija jugaba absorta con otros niños. La verdad es que a mi espalda le ha ido bien. He notado, decía un gran cambio. Ya no juega en paralelo, sino que inventa historias, las comunica a los demás, se asignan papeles, van a una... Mirarles es un espectáculo. De vez en cuando vienen a explicarme en qué ocupan la mente y el cuerpo y participo de sus juegos, pero ahora, si hay amigos, es diferente. En fin, la vida. Se "me" hace mayor.
Aún así, esta semana nos dió tiempo a experimentar con papel maché. Lo que iba a ser una cara, ha quedado algo así como una bola del mundo rugosa. Mi hija está muy orgullosa, pero aún no le he hecho una foto, a ver si le damos otra capa.
Por otro lado, hicimos un teatrillo con una caja de cartón. En el proceso ha participado muy activamente, pintando, pegando figuras y haciendo solicitudes de la cartelera de cuentos a representar. De momento usamos unos monigotes del trabajo de su padre, tuneados por ella. Viendo que le gusta la idea, nos haremos con una caja más grande y haremos algo más elaborado, que no se nos rompa a las primeras de cambio.