jueves, 21 de octubre de 2010

Pasando página

Tenemos a Teo pochín, con muchos vómitos y demás. Es curioso que ha estado casi dos días en los que lo único que digería era la leche materna. El resto, lo vomitaba. Suerte que en vez de madre soy una vaca, jeje.

Lo de pasando página viene por ahí. Yo ya comenté que lo que me molesta es la "mala praxis" como periodista, pero me da que las órdenes vienen de arriba. Y que me llamen vaca (como niña pasada de peso que fui, es una palabra que odioooo!!) pero vamos, que más allá de eso, paso de todo. Así que a otra cosa, mariposa.

Y en esas estuvimos ayer. La tarde se avecinaba larga, con Teo colgado de mí, todo pocho, y Laia emocionada y cansada a partes iguales por haber ido al teatro. Así que le propuse hacer ese juguete que proponía Joel, y que me llegó vía Eva y Marvan. Quedó un poco "de aquella manera", pero cumplió su objetivo.



Al cabo de un rato Laia encontró al lado de las canicas (nuestra casa está llegando a unos límites de desorden im-presionantes) algo que hice hace unos días en un curso. No recuerdo el nombre, pero seguro que os trae recuerdos. En el curso lo usamos como una dinámica para presentarnos. Le gustó tanto que le hice uno y estuvo decorándolo con sellos y números un buen rato. Luego jugamos a "conocer qué somos". Por si a alguien no le viene nada al ver la foto, recordar que se juega entre dos. Uno dice un número y la que maneja el papel cuenta mientras abre y cierra. Luego toca decidir qué color, o número o lo que sea nos abre la llave de nuestro destino. Se abre y tenemos respuesta a nuestras preguntas. Recuerdo que en clase lo hacíamos con los nombres de los niños de clase y la pregunta era a quién le gustas. Pero vamos, hay infinidad de posibilidades con este oráculo de papel.