domingo, 22 de febrero de 2009

Mimos

Meninheira me envió unos mimos y luego tuvo que explicarme algo de "etiqueta social" en esto de los blogs. A ver si lo hago bien, sino, me lo dices, meni, que ya sabes que me gusta hacer las cosas bien. Ella contestaba unas preguntas y luego nombraba blogs que consideraba que fomentaban la unidad y la armonía. Ahí me siento muy agradecida por haber sido una de las nombradas, de verdad. Supongo que no es de recibo que yo ahora le diga que su blog también fomenta esas cosas, aunque creo que es cierto, me gusta mucho el dinamismo que le da a su página, la estética tan colorista, las ideas que transmite y la de recursos que comparte. Gracias a su blog he accedido a muchísimas otras páginas interesantes. Dicho esto, paso a contestar las preguntas:

1- Comida preferida en la infancia: Tomates (podía merendar varios), huevos fritos con patatas, sandía (dice mi madre que pasé todo un mes de agosto alimentada por esta fruta)

2. Programa favorito en la niñez: Barrio sesamo (con espinete), candy candy (qué lloreras los domingos) , la familia robinson, un dos tres...

3. Olor que nos recuerda a la niñez: Son muchos y casi siempre relacionados con las tiendas que teníamos alrededor, cuando l'Eixample de Barcelona aún olía a comercio tradicional y madera vieja, y no a diseño. Pasaba las tardes en la farmacia, la tienda de ultramarinos y el estanco, sentada en un taburete, ayudando a colocar en estanterías los productos que llegaban.

4. Cantante de aquel entonces: Enrique y Ana, Parchís, Rafaella Carrá (glups, es lo que tiene criarse con vecinas adolescentes, que se convierte en una petarda)...

Y quiero dedicar mis mimos, por fomentar la unidad y la armonía a:

Obert tota la nit: El blog es un oasis de paz en el que se puede sentir la vida tranquila, hogareña y feliz que llevan. Recientemente lo ha cerrado al público, pero como cuando comencé esta entrada estaba abierto y además es un blog que me encanta, quiero darle un gran mimo.

Red de mar: Indispensable para comprender el puerperio.
Diario de los granjeros: La ilusión y la felicidad en forma de blog.

Las cerezas de pipa: La serenidad del día a día.

Ahora no sé si tengo que ir a esos blogs a decir que he dejado un mimo... Esta entrada es de aprendiz total, jajaja.
Pero sí quiero darle un mimo también, vía blog, a mis compis-ex-compis de trabajo. Porque son momentos duros y nunca está de más un abrazo. El primer blog que abrí fue gracias a la fiebre bloguera que se instaló en la oficina y a raíz de aquella experiencia pude conocer otras facetas de las personas con las que trabajaba.

Las horas vivas
Transhumando por suelo urbano
Cuanto te cuento
Traspaso por mudanza

viernes, 20 de febrero de 2009

La Tierra

El otro día, en el blog mermelada de naranjas amargas , ví un lapbook que hizo sobre el sol y me encantó la idea. No sabía de este recurso. Bueno, y sigo sin saber a nivel teórico, pero recuerdo que en Inglaterra hacíamos murales algo especiales, como yo los denominaba. Así que ya estaba dispuesta a copiarlo literalmente cuando ví que meninheira sugería la palabra tierra para el proyecto semanal. Así que aparte de algunas cosas que vamos a hacer con tierra este fin de semana, se me ocurrió hacer un mural sobre la Tierra, en mayúsculas. Es más un centro de actividades, en realidad.
Laia lleva meses pidiendo una bola del mundo para saber dónde vivimos, según sus propias palabras, así que el inicio de este mural se basa en eso, en aprender dónde vivimos. Me parece muy abstracto todavía, pero ella muestra interés. El mural contiene:
- Un globo, con el que haremos un globo terráqueo de papel maché. La idea es pegar un dibujo de los continentes (si tengo que dibujarlos yo me da un pasmo), poner serrín o similar en los continentes, dejar lisa la parte de agua y pintar.
- Unos mapas de europa, España y Madrid. Ayer iba toda orgullosa por la casa con los mapas, preguntando donde estaba Alemania y dónde estábamos nosotros.
- Un puzzle de un mapa de continentes. La idea la saqué de aquí, pero la he adaptado. En realidad comencé a hacer las piezas de masa de sal, la horneé, pero llegó el momento de enfrentarme al pincel, con Teo en el fulard... demasiado para mí. Quizás cuando Laia sea mayor rescate esta actividad y que sea ella quien pinte su mapa mundi-puzzle. Así que imprimí un mapa, lo pegué en goma Eva y recorté. Se me perdió la pieza de la Antártida.
- Tarjetas con palabras: Sabía que Laia preguntaría qué pone aquí, cómo se escribe tal palabra... así que hice unas tarjetitas con palabras como MAR, TIERRA, EUROPA... las fuimos colocando sobre el puzzle una vez lo tuvimos montado.
- Tres en raya entre la tierra y el mar: adaptación del tres en raya entre la luna y el sol de María. No le gustó nada que intentara evitar que hiciera tres en raya porque si el objetivo era poner tres fichas en línea, ¿a santo de qué se lo impedía yo colocando mi ficha en su camino? Lo rescataremos cuando pase un tiempo.
- Pintar continentes: un mapa de continentes para colorear. También iba preguntando dónde estaban tal país para darle el toque de color que le iba bien.
- Adivinanzas: Sobre la tierra y el mar, con rima, extraídas de El huevo de chocolate

jueves, 19 de febrero de 2009

La comida como recompensa

Alicia, de Entre comadres, ha subido este artículo publicado en la revista consumer , sobre la introducción de recompensas en la alimentación de los niños. Me he acordado de él, ya que ayer mi hija salió con un punto rojo en la mano, "premio" por haberse comido un plátano en el almuerzo. Ella come bastante fruta, le gusta, pero me da rabia que utilicen estos métodos para "motivar".


Hoy se cuestiona la eficacia en la educación alimentaria de los niños de esta estrategia utilizada durante años

"Si te comes la verdura, podrás tomar el postre". Según J. Odgen, catedrática de la Universidad de Surrey en el Reino Unido, "aunque los padres utilizan este método para animar a sus hijos a que coman verduras, las pruebas muestran que esto puede incrementar aún más las preferencias de los niños por el postre, pues el emparejamiento de dos comidas se traduce en que la comida de 'recompensa' se considere más positiva que la de 'acceso' a ella".

Una de las investigaciones realizadas sobre este tema es la que han llevado a cabo expertos británicos de la University of Wales, en Bangor, que concluye que las recompensas alimentarias pueden servir, siempre que el niño no piense "me están ofreciendo un premio por tomar la verdura, luego la verdura debe ser algo intrínsecamente malo".

Cómo manejar los rechazos de la comida

En un entorno como el nuestro en el que se han puesto en marcha programas de salud tan ambiciosos como el de Frutas y verduras: Cinco al día para aumentar el consumo de estos alimentos entre los niños, y donde paradójicamente se dan unas estadísticas de consumo alejadas de esa ingesta recomendada, son los padres y los educadores escolares los que necesitarían una guía basada en la investigación científica, para aprender a manejar el temido rechazo a la comida y a incrementar las preferencias por los vegetales.
El objetivo son los niños, ya que los hábitos alimentarios que se forjan durante los primeros años de vida probablemente se establecerán en la vida del adulto. A los padres les preocupa que sus hijos coman de todo y, sobre todo, frutas y verduras que, por consenso internacional, están clasificadas como alimentos cardiosaludables y protectores de numerosas enfermedades, entre ellas las degenerativas como el cáncer.

Frente a la preocupación y el estrés que se crea cuando un pequeño rechaza de pleno estos nutritivos alimentos se han desarrollado múltiples estrategias caseras que han pasado de la mesa del comedor al laboratorio de los centros de investigación para evaluar su eficacia.

Una de las estrategias más extendidas en su uso es la comida como recompensa: "Si te comes las acelgas podrás tomarte el helado". Otros métodos son los restrictivos: "No puedes comer hamburguesas"; y otros los que animan a la ingesta: "Hay que acabar toda la comida que está en el plato".

Según un artículo publicado en la revista científica "Eating Behaviors", realizado por miembros del Departamento de Psicología de la Yale University, en EE.UU., estas conductas normativas de los padres pueden influenciar los hábitos alimentarios para toda la vida adulta. Según las autoras, es necesaria una investigación más extensa sobre el tema para poder informar a los padres y ofrecerles recomendaciones sobre el uso de la comida en el control de la conducta alimentaria de sus hijos.

Recompensas y recompensas

En la actualidad no hay un consenso entre los diversos estudios realizados sobre la idoneidad o no de ofrecer comida como recompensa en la tarea de educar los hábitos alimentarios de un pequeño. Parece ser que la relación entre las recompensas y la comida es complicada. Según J. Odgen, de la Universidad inglesa de Surrey, "en un estudio en el que se ofreció a unos niños que se tomaran su zumo de frutas preferido, para luego poder acceder a una atractiva zona de juegos, los resultados demostraron que la utilización del zumo como medio para conseguir la recompensa, reducía la preferencia por éste".

En esta misma línea, otros investigadores aducen que este tipo de prácticas puede inducir al niño a comer más verdura o fruta a corto plazo, pero con el tiempo los intentos de control por parte de los padres podrían tener efectos negativos sobre la calidad de la dieta de los niños porque se puede reducir la preferencia por los alimentos que precisamente se quieren introducir. El niño puede pensar que si le premian con un helado por tomarse las acelgas, éstas no deben de ser nada buenas. Sin embargo, en una línea diferente a la expuesta se han publicado otros estudios que han demostrado que según el entorno y el tipo de recompensa se puede conseguir que los niños coman mejor.

Desde la Escuela de Psicología de la University of Wales, en el Reino Unido, han conseguido aumentar las preferencias por los vegetales en niños de entre cuatro y once años, poniéndoles seis videos con sus héroes de ficción disfrutando de deliciosas frutas y verduras y dándoles pequeñas recompensas si comían ellos lo mismo que sus personajes favoritos.

Parece ser que bajo ciertas circunstancias los premios pueden aumentar la disponibilidad para modelar la conducta alimentaria. Por ejemplo, ofrecer recompensas verbales en vez de tangibles, como decir "estoy orgullosa de ti" o "estás aprendiendo mucho", o dar pequeños objetos como pegatinas o un lápiz de colores, podrían tener efectos positivos en el gran escollo de desarrollar el gusto por los alimentos saludables.


ESTIMULAR EL GUSTO POR LO VERDE

El mejor método para estimular la atracción por las espinacas, las peras, las manzanas y las judías es el de la exposición diaria, es decir, ofrecer un plato o una guarnición vegetal cada día en alguna ingesta. Así lo aseguran expertos del Cancer Research UK Health Behavior Unit, del Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la University College of London. Según estos investigadores, la invitación repetida a que el niño pruebe una pequeña cantidad de la comida o el alimento que no le gusta y que rechaza, sin poner gran énfasis en la cantidad que coma, es una buena estrategia para promover el gusto por ese alimento o un plato determinado.

La paciencia de los padres ha de ser grande, ya que puede pasar tiempo antes de que el efecto repetición de la exposición al alimento funcione. Muchas personas sucumben en el intento y caen en la tentación de la recompensa, que según los expertos londinenses podría limitar la efectividad de esta técnica. No obstante, apelan también a más investigación que pueda aclarar las ideas a los progenitores y a los educadores en colegios e instituciones.

martes, 17 de febrero de 2009

Corazón

Para mí, el día del amor, de los enamorados o como quiera llamarse siempre ha sido Sant Jordi, 23 de abril y siempre le había tenido manía al 14 de febrero, por lo que tiene de imposición comercial. Pero como decía María el efecto de los dibujos es grande y en este caso ha hecho que me reconcilie con este día, ya que la idea de hacer tarjetas para las personas a las que aprecias me parece muy bonita. El viernes Laia hizo una en casa de Upe y el sábado, ya en casa, hicimos alguna más. Luego ha ido haciendo dibujos para el resto de personas que considera importantes en su vida. Hoy le ha llevado uno a su profesora.

Y con esto, llegamos al blog de meninheira ya que era la idea que tenía para el proyecto corazón.
Nota mental: Tengo pendiente hacer mis mimos.





viernes, 13 de febrero de 2009

Pórtate bien

He visto este video en el blog salirse de la fila. Es una canción de Luis M. Pescetti. Me he estresado, pero es cierto que hay días en los que uno tiene que replantearse si vale la pena tanta insistencia o mejor dosificar y priorizar qué cosas son realmente importantes, para los padres, que se cumplan. Bueno, la respuesta para mí es clara.
En el foro de entre comadres estaban estos días precisamente reflexionando sobre esas cosas que para cada madre resultaba imprescindible insistir, sin posibilidad de negociación, qué cosas podían negociarse o directamente mirar para otro lado.
Cuando nació Teo, de repente ví a Laia gigante, muy mayor, y me puse más exigente de lo habitual con ella, hasta que me dí cuenta de que le estaba pidiendo demasiado a veces para su edad, pero otras simplemente pedía cosas absurdas. Y como ella es muy inteligente, me lo hizo saber enseguida. Ahora hemos vuelto a nuestra vida tranquila, donde no suena esta canción. Ni falta que hace.


jueves, 12 de febrero de 2009

¿Por qué parir en casa?


Hace algunos años, Elena F, del foro de crianza Natural, tras su parto en casa, escribió una reflexión sobre por qué decidió parir en casa a su segundo hijo. Quiero explicar mis motivos para haberme decantado por el parto en casa finalmente (fue todo bastante casual, en realidad, y motivado por mi miedo a volver a un escenario donde sufrí mucho), pero de momento, quiero poner su reflexión. Me ha pedido que elimine un par de párrafos del texto original. Precisamente, últimamente, cada vez que me llaman valiente, resuena en mi cabeza una de las frases que me ha pedido eliminar, pero que me lleva a decir a la gente que no, que a mí me daba miedo ir al hospital, que no he sido valiente.

La imagen es el logo de la plataforma pro derechos del nacimiento
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Estos son los motivos que me llevaron a decidir un parto en casa.

En España, el parto en casa no está cubierto por la sanidad pública, y que no es habitual, pero que me animé a hacerlo gracias a las experiencias de amigas mias que viven en otros paises europeos y en los cuales esta es una opción más, igual de normal que ir al hospital


1.- El embarazo no es una enfermedad.

Por lo tanto, el parto no es el desenlace de una enfermedad. Trasladarlo a un entorno hospitalario no me pareció necesario ni adecuado.


2.- Ningún hospital me ofrecia garantias de atender mi parto y el nacimiento de mi hijo según mis deseos .

Y eso que mis deseos no eran caprichos excéntricos que fueran a poner en peligro nuestras vidas, sinó respetar las recomendaciones de la OMS y limitar las intervenciones a aquellas que la evidencia científica aconseja.

3.- El funcionamiento del sistema de atención al parto en este pais está en las antípodas de lo que yo considero un adecuado trato en el parto.

Jamás, a mi entender, un médico debe hacerse con el control y supervisión del parto, salvo que sea un parto que presente patologías asociadas que requieran de sus conocimientos y habilidades. La comadrona debería ser la persona que vigilara el desarrollo del parto (y nótese que pongo "vigilar", no "manejar" ni "guiar" ni "dirigir"). La comadrona debería ser una profesional que entendiera el parto como un acto fisiológico, que entendiera que es primordial dejar al cuerpo de la mujer realizar su trabajo, que supiera mantenerse en un segundo plano y actuar sólo cuando se requiere. Que supiera solucionar las dificultades y problemas más comunes en un parto, y derivar a un especialista en patologías (el médico) cuando algo fuera realmente mal. Sin embargo, y aunque hay comadronas maravillosas que están haciendo una gran labor en los hospitales, todavía hay muchas que no tienen ni idea de como funciona un parto normal y se limitan a poner vias, hacer tactos y seguir las órdenes del ginecólogo de turno, sin complicarse más la vida. Y aunque intenten hacer su trabajo de manera digna y profesional, en la mayoría de hospitales se las trata como simples ayudantes o subordinadas del médico, dependiendo de la dirección de enfermería en vez de constituirse como unas profesionales independientes, autónomas y con capacidad de decisión real.


4.- El plan de parto es una herramienta que debemos usar para salvar nuestros propios partos

Y también para tocar la conciencia de las cúpulas médicas, de los que inventan los protocolos que rigen los destinos de nuestros partos. Pero es una herramienta limitada que poco puede hacer, a corto plazo, contra la oposición frontal de algunos profesionales. Además, el tiempo, el miedo y la mala suerte juegan en nuestra contra. Mientras algunos planes de parto en manos de profesionales más o menos respetuosos, con mujeres decididas y valientes que tienen la suerte de tener un parto relativamente rápido y fácil, resultan planes de parto exitosos... qué pasa con mujeres que se bloquean ante una bata blanca, o que no tienen partos "suficientemente buenos" para que el profesional que las atiende esté dispuesto a esperar o a confiar? (Vease mi caso, por ejemplo, a ver en qué hospital se hubieran esperado 32 horas...).


5.- Los aspectos psicoafectivos son sumamente importantes en el desarrollo de un parto .

Se infravalora a menudo la importancia de estar en un ambiente "amigable", esto es, tranquilo, íntimo, relajado... en el que la mujer se sienta confiada, protagonista, respetada. Es ya famoso el dicho de que "preguntar el dni* a una parturienta puede parar el parto". Yo doy fe de que una llamada de teléfono, un ruido fuerte inesperado, un cambio de habitación no planeado... todo eso puede ralentizar el parto, pararlo. No me imagino qué efecto habrían tenido en mi parto cosas como: poner una via, trasladarme al paritorio, ver instrumental quirúrgico, discutir para que no me hagan la episio (con el médico tijera en mano), responder a preguntas del personal, aguantar las bromitas del anestesista, etc. (todo son ejemplos que he leido de otros partos o que experimenté yo misma en la anterior ocasión).


6.- Poder recibir a mi hijo de la mejor manera posible, mejor que la que puede ofrecerme cualquier hospital por más respetuosos que se muestren.

Mi hijo no recibió colirios profiláctos (pero sí fue vigilado muy de cerca para ver que no hubiera el más mínimo indicio de problema con sus ojitos). Mi hijo pudo recibir toda la sangre bombeada del cordón, que se cortó cuando dejó de latir, mi hijo no estuvo ni una décima de segundo separado de mi en el momento de su nacimiento y permaneció cerca de mi cuerpo constantemente - salvo breves mo-mentos para revisarlo y pesarlo, cosa que se hizo a mi lado. Mi hijo fue revisado en contacto de manos amorosas y de superficies suaves y calentitas, nadie lo tumbó en una mesa fria ni se estiraron sus piernas para medirlo. Mi hijo no recibió un pinchazo de vitamina K, sinó que ésta le fue administrada oralmente. Mi hijo no sufrió aspiración de mucosidades rutinariamente, sinó que las expulsó por si mismo y enseguida respiró normalmente, y se le vigiló cuidadosamente por si hubiera necesitado ayuda para expulsarlas. Mi hijo no fue sondado analmente para comprobar la permeabilidad anal, sinó que se esperó a que expulsara el meconio (cosa que prueba que el agujero no está tapado). En definitiva, mi hijo no sufrió todas esas pruebas rutinarias que se les hacen a los bebés sólo porque está en el protocolo y nadie va a tener tiempo de observarlos cuidadosamente. Es decir, en el hospital, para asegurarse de que no la pifian, cambian tiempo de observación y cuidados por intervenciones estresantes y dolorosas. Siempre me dolerá haber abandonado a esas manos a mi primer hijo, no estaba dispuesta a hacerlo con el segundo.


7.- "Si pasara algo, nunca me lo perdonaría".

Pues bien, ese fue mi argumento de más peso. Siempre leo que es el principal argumento contra el parto en casa, como si el hospital fuera el seguro contra todo mal. Pero después de analizar detenidamente los riesgos que se corren en un lugar y otro, me quedo en casa de lo más tranquila. Yo nunca me lo perdonaría si fuera al hospital y a mi hijo le pasara algo. Tengo muy claro que en el hospital salvan muchas vidas que previamente ellos han puesto en peligro. Cuantos niños en incubadora por inducciones antes de tiempo? Cuantos sufrimientos fetales por oxitocina, o por no dejar a la madre incorporarse? Cuantas cesareas por falta de progreso en el parto, cuando ellos mismos no dejan que ese parto progrese? Cuantas cesareas por desproporción cefalo-pélvica que se hubiera solucionado poniendo a la madre en cuclillas? Si me quedo en casa, atendida por una buena profesional, minimizo todos esos riesgos. Si me quedo en casa, vigilada por una persona que se va a dedicar 100% a mi, evito desangrarme sóla en un frio paritorio (como estuvo a punto de pasarme la otra vez), evito tener que llamar 5 veces a una enfermera antes de que se den cuenta de que estoy perdiendo mucha sangre (como le pasó a una de mis cuñadas). Evito, en definitiva, ser víctima de la falta de personal y recursos, de las prisas, de la confianza ciega en el protocolo que hace que muchos profesionales olviden su sentido común y se limiten a realizar las acciones que marca la rutina. Evito, al fin, que el desarrollo de mi parto lo marquen los cambios de turno, los tiempos pre-fijados a golpe de reloj (6 horas de dilatación, 1 de expulsivo). Por lo demás, pregunté a mi comadrona mil y una complicaciones posibles y su solución, y siempre me tranquilizó saber que había algo que se podía hacer, y que a última hora existía el traslado al hospital, y que la mayoría de traslados son relativamente tranquilos. Me olvidé de ese miedo irracional al "que pase algo", y lo sustituí por la certeza de que todo iba a ir de la mejor manera posible.


8.- Quería evitar el dolor y el sufrimiento.

Sí, la epidural no me atraía para nada... No sirvió para salvarme de uno de los sufrimientos más intensos de mi vida (no hablo de dolor físico, aunque también lo hubo, pero no fue lo peor). En esta segunda ocasión jamás llegué a acordarme de la epidural. En ningún momento el dolor fue tan intenso como para hacerme desear una aguja clavada en mi columna. Moverme y sentir era un regalo para mi. Sólo al final, pocos minutos antes de que naciera Adrià, sentí "que no podía más". Pero pese al agotamiento y el dolor (que sólo en esas últimas horas fue duro) nunca me sentí arrepentida. Quizá, a diferencia de otras mujeres, que tuvieron un primer parto hospitalario bueno, mi experiencia anterior me hacía pensar que jamás de los jamases me expondría a ese sufrimiento psicológico, sólo por aliviar un dolor físico que yo podía soportar. Un dolor que me traía a mi hijo. Un dolor que ya pasó. Un dolor que llevaba aparejada la recompensa de un parto, de un nacimiento, y alejarse de una intervención quirúrgica muy dolorosa, mucho más desde un punto de vista psicológico que físico.


Esos fueron mis motivos. Si alguien quiere ver aquí "apología del parto en casa"... pues sí, por qué no? Nunca recomendaría a nadie parir en casa a alguien que dudara, pues ha de ser una decisión tomada desde dentro de una misma. Los mismos motivos psicológicos que arruinan los partos hospitalarios (miedo, estrés...) pueden arruinar un parto en casa de una mujer no convencida de lo que está haciendo. El miedo y la inseguridad pueden hacer que acabe como el rosario de la aurora. Toda mujer debe parir allí donde se sienta más segura y tranquila, donde se sienta más respetada.

martes, 10 de febrero de 2009

El principito

Estoy que no quepo en mí. Me han regalado una edición especial del 50 aniversario de la publicación de El Principito. Viene en una caja de cartón y la cubierta forrada en tela. Me encanta tocar con las manos la tela azul mientras leo. Dentro encontramos las primeras páginas del manuscrito y los dibujos originales que hizo Antoine de Saint-Exupéry. Y después, ya sí, la historia, tierna, fantástica, evocadora... me encanta este libro. Aún leída hoy, con 34 años recién cumplidos, sigo sintiéndome una niña.

Laia me ha pedido varias veces que le lea fragmentos. Ella se pone a hacer otras cosas, pero igualmente quiere que lea. Dice que es muy guapo (El principito, creo).

Buscando la fotografía de portada en internet, he encontrado este blog, París y mis cosas, donde se habla de una iniciativa de la Escuela de Escritores, en la que se seleccionó qué libro serían si los libros fuesen personas. El libro elegido fue éste. Y pone un enlace para ver un video de la experiencia, donde se lee parte del libro. Precioso.

"Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos."

"Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)"

"Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones."

"A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle."

"Únicamente los niños saben lo que buscan. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran..."

miércoles, 4 de febrero de 2009

Muñeco de nieve

Como comentaba hace unas semanas, el grueso de los juegos que mi hija inventa durante las tardes que pasamos juntas van dirigidos a aprender a leer y/o escribir. Hace tiempo que tiene esa vía de interés muy despierta. Básicamente me limito a acompañarla y a proporcionarle lo que me pide, pero sin forzar ningún aprendizaje. Reconozco que estoy dividida. Por un lado, me gusta que aprenda cosas si así lo quiere, pero por otro recuerdo que yo aprendí con cuatro años a leer y cuando nos "enseñaron" en el cole fue tedioso para mí. Así que le sigo el juego, pero no me adelanto a nada que ella no pida previamente. Eso sí, cuando veo que escribe palabras importantes para ella, se me cae la baba, claro. Porque su método es ése, va incorporando palabras importantes (nombres de amigos, de dibujos animados, de cosas...) y a partir de ellas aprende letras nuevas, relaciona las que ya conoce con su aparición en otras palabras... No sé si alguien ya habrá bautizado este método.


Por otro lado, dentro de estas tardes de temporal, de invierno, de lluvia, de nieve, de viento y de frío, nos ha venido al pelo la propuesta de menihera para esta semana. Se trataba de hacer un muñeco de nieve. Como aún no nos atrevemos a ir a la montaña con Teo (con Laia fuimos recién cumplido el mes, bajo otras condiciones metereológicas), hemos simulado que el algodón es nieve. Y así pasamos un rato agradable, hablando del invierno.