domingo, 12 de octubre de 2008

Papá, dame un respiro

Hoy viene publicado en el País semanal un artículo de Carl Honoré que habla sobre su nuevo libro, Bajo presión. En él se analiza esa carrera en la que se ha convertido la paternidad hoy en día y se defiende la idea de devolver la infancia a los niños. A este tipo de paternidad la llama "hiperpaternidad". El objetivo del libro, según sus propias palabras, es dar a los lectores la confianza para poner límites a la presión social y a los mensajes confusos de la industria publicitaria y de los medios de comunicacion a fin de encontrar el equilibrio que mejor convenga a la familia.

El artículo se puede leer aquí Papá, dame un respiro . La ilustración es de Santiago Valenzuela, encontrada en el blog psicoletra (creo que hoy es la entrada del día, jeje)

Algunas de las frases que destaco son:

"Como padres, sentimos el empeño de empujar, modelar y educar a nuestros hojos con un celo sobrehumano para darles lo mejor de todo y hacer de ellos los mejores para todo"
"Los niños reciben cada vez más pronto clases particulares y hacen evaluaciones una y otra vez con el fin de que las notas sean más importantes que el aprendizaje en sí mismo".

"La realidad es que los niños necesitan tiempo y espacio para explorar el mundo por sí mismos: así es como aprenden a pensar, a imaginar y a tener relaciones; a tomar gusto por las cosasM a saber qué quieren en lugar de ser lo que nosotros queremos que sean. Cuando los adultos controla al milímetro la infancia de los niños, éstos pierden todo lo que da satisfacción y sentido a la vida: pequeñas aventuras, distrutar del sentimiento anárquico, viajes secretos, juegos, contratiempo, momentos de soledad e incluso aburrimiento (...) . Pierden la libertad de ser ellos mismos"

"Y no olvidemos lo que toda esta presión produce también en los adultos: cuando el cuidado de los hijos se convierte en un cruce entre el desarrollo de un producto y un deporte de competición, la paternidad pierde su sentido mágico".

"El primer paso para relajarse sería dejar de lado el perfeccionismo. No hay una receta mágica para ser padres. La ansiedad y las dudas son una parte natural de la educación y no una señal para comenzar a controlarles al milímitero incluso con más firmeza".

"Conocemos a nuestros hijos como a nadie, lo que significa que lo mejor para un padre es confiar en nuestros instintos"