domingo, 20 de julio de 2008

El primer trimestre


Aunque ya estoy finalizando el primer trimestre y sigo con los síntomas, quería poner este texto de Emilio Santos Leal, escrito para la revista "Tu bebé" y publicado en su página web, que recomiendo a todas las que estén embarazadas. Probablemente sea la persona que atienda mi parto, en el que espero parir, según sus palabras, de la forma más parecida a una yecuana. Bueno, con las distancias obvias, espero que sí, esta vez mi parto me recuerde más a eso que al corto de Iziar Bollaín. Hay trozos totalmente "plagiados" de mi parto. Mejor nos lo tomamos con humor, que ya es agua pasada. Y hablando de humor, pongo también un fragmento de "el sentido de la vida" de los Monty Python, que también está muy inspirado. Los dos los traigo desde youtube, pero al de Iziar Bollaín llegué por primera vez a través de la página de El parto es nuestro.
Bueno, la asociación de ideas que me ha llevado a poner el texto del primer trimestre y estos videos satíricos sobre el parto, puede sorprender a alguna primeriza que encuentre de casualidad este blog. Es que me ha surgido así, al hablar de Emilio Santos.







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No estabas segura, pero sospechabas algo. Notabas algo que no sabes describir, pero es como un estado emocional de sentirte especial, algo así como ver todo en la vida de color "de rosa"; y esa tensión en los pechos, como más tersos, más duros. Es la acción de una hormona del embarazo: la progesterona. Ahora ha pasado ya la fecha esperada de la regla y no ha venido. Ya la sospecha es mayor. Así que has comprado el kit de test de embarazo. Se lo has dicho a tu amiga más íntima y habéis quedado en tu casa para hacerte el test. El test de embarazo funciona midiendo en la orina otra hormona: la beta HCG. La beta HCG aumenta su nivel en tu sangre hasta la semana 14 de embarazo, y lo hace a un ritmo tal que se duplica cada dos días. Tras la semana 14 comienza a disminuir hasta desaparecer (¡una embarazada de siete meses puede tener un test de embarazo negativo!). Se mide en la orina porque es más fácil que en sangre. Te ha salido positivo. Ahora sí que estás segura. Puede que notes nauseas o vómitos; y cada día está más presente esa tensión en los pechos; y esa sensación de ser especial y de estar en un mundo especialmente bonito. Quizá se acompañe también de un cierto estado de despiste, se te pueden olvidar cosas que antes no se te hubieran olvidado. Ahora ya viene el paso de decírselo a otras personas. Buscas alguna forma bonita de decírselo a tu pareja. Decidís no decir nada todavía a los demás hasta no estar seguros de que todo va bien y de que sigue para adelante. Es buena idea: hasta un 50% de los embarazos bioquímicos se pierden. Es normal, es así la naturaleza. Te fijas en todas las embarazadas y bebés que hay en la calle y en los centros comerciales, antes no te habías dado cuenta. Entras en google y buscas cosas como "embarazo", "parto", "parto natural, tu ciudad", "epidural", "cesárea". Te invaden pensamientos, deseos, emociones y sensaciones. Comienzas a informarte. Poco a poco esta búsqueda de información va invadiendo tu vida y tus amigos comienzan a pensar que estás obsesionada. Vas pidiendo una cita en el médico para ver cómo es el seguimiento de embarazo, qué hay que hacer.

El seguimiento médico del embarazo habitual en el primer trimestre se reduce a tres elementos: las primeras consultas con el médico o matrona que te va a llevar el embarazo, la analítica de primer trimestre y la ecografía de primer trimestre.

La primera consulta de embarazo

En España lo habitual es que el seguimiento del embarazo lo realice un ginecólogo. Pero no es la única opción. Hay lugares donde el seguimiento del embarazo lo realiza el médico general, y hay lugares donde lo realiza la matrona (ej: Gran Bretaña, Holanda). La primera consulta consiste básicamente en examinar tu historial médico, sobre todo para saber si existen antecedentes personales o familiares de diabetes, de alteraciones tiroideas y en general de cualquier cosa que haya que tener en cuenta a la hora de las recomendaciones generales.

Recomendaciones generales

Las recomendaciones generales para la gestación son básicamente hacer vida normal y tomar algunos suplementos vitamínicos. El suplemento vitamínico "obligatorio" es el ácido fólico. Es obligatorio desde que en los años 80 se descubrió que asegurando la ingesta de ácido fólico se disminuye significativamente la probabilidad de ciertas malformaciones en los bebés llamadas defectos de cierre del canal neural. Entre estas malformaciones están incluidas la espina bífida y el meningocele, que pueden llegar a ser graves por producir parálisis de miembros inferiores o de la vejiga. El ácido fólico se encuentra de forma natural en vegetales verdes como la espinaca (fólico deriva de hoja, "folia") pero merece la pena tomar un suplemento no sólo cuando ya se está embarazada, sino desde antes, cuando existe posibilidad de concepción ya que el efecto importante como protector de estas malformaciones es realmente durante el primer mes desde la concepción.

Además del fólico, desde antes de la gestación es conveniente también asegurar unos niveles adecuados de Magnesio, Zinc, y vitamina D. La vitamina D no depende sólo de la ingesta sino que precisa un paso de metabolización en la piel con la acción de la luz del sol. Por ello, tomar el sol es saludable.

Durante todo el embarazo es conveniente también ingerir suficiente yodo. El déficit de yodo es una posible causa de hipotiroidismo, que se presenta con síntomas de fatiga, bocio, depresión, aumento de peso, y sensibilidad al frío con baja temperatura corporal. Hoy día consumimos alimentos procedentes de muchos lugares del mundo por lo que es inhabitual el déficit de yodo. En el pasado, en zonas de escasez de yodo, se daba con frecuencia retraso mental debido a déficit de yodo intraútero o bien en la infancia. Por ello en algunas ciudades del mundo se adiciona yodo al agua de consumo. No es mala idea tomar la rutina de consumir sal yodada en lugar de sal normal.

Estas amenazas de carencias nutricionales se pueden combatir haciendo una alimentación sana y variada, pero la mayoría de los ginecólogos optan por recomendar a todas las gestantes la ingesta de complejos vitamínicos que contengan todas estas sustancias mencionadas; estos complejos se comercializan ya con una composición diseñada para el embarazo y se suelen tomar en forma de una cápsula o comprimido al día. En las farmacias no requieren receta.

Pero existen otras amenazas más difíciles de combatir. Son las amenazas por la cantidad de sustancias tóxicas a las que estamos sometidos. Hay miles de sustancias artificiales diferentes que están presentes en el aire que respiramos, en la comida que ingerimos, y en las sustancias de aseo que utilizamos. Muchos de estos tóxicos llegan al embrión a través del útero. La recomendación aquí es evitar, al menos, las más evidentes minimizando el uso de cremas, jabones, perfumes, y sustancias de maquillaje y de desmaquillaje.

En cuanto a la dieta, la embarazada debe tener una dieta completa, equilibrada. Con la ciencia en la mano realmente prohibiciones no hay más que el tabaco y las drogas. Bebidas alcohólicas pueden tomarse de forma esporádica. Todo aquello que es perjudicial en una persona sana, lo es más en una embarazada. Es recomendable no abusar de los azúcares rápidos. No ocurre lo mismo con las grasas. El embrión precisa de sustancias grasas variadas para la formación de sus membranas celulares, neuronas, y sistemas hormonales. El embrión precisa por ejemplo de sustancias como el colesterol.

La Toxoplasmosis es una infección muy leve; tanto que en las personas normales pasa desapercibida; cuando se contacta con el Toxoplasma se adquiere inmunidad. Sin embargo, en el embrión puede tener consecuencias graves que incluyen ceguera o retraso mental. Por ello, mientras no se haya demostrado que se es inmune, es conveniente tomar ciertas medidas adicionales tales como:

• lavarse las manos antes de manejar alimentos (la embarazada y quien cocine para ella),
• lavado de vegetales, especialmente los de suelo, pero también frutas, incluyendo los envasados comercialmente,
• evitar todo tipo de carnes crudas, incluyendo embutidos y jamón serrano,
• usar guantes y lavado de manos tras actividades de jardinería o de cuidado de animales,
• evitar contacto con excremento de gatos

Hay que tener en cuenta que es muy baja la probabilidad de que justamente en el embarazo ocurra el primer contacto en la vida con el toxoplasma. Esto quiere decir que aunque las medidas expresadas son recomendables, si por algún motivo se han transgredido, no hay que hacer nada especial. Confirmar la presencia o no de inmunidad para el Toxoplasma es una medida que resulta controvertida. Muchos ginecólogos optan por no realizar esa prueba pues no hay evidencias científicas de que realmente sea un elemento útil en el seguimeinto del embarazo y sí hay indicios del daño que crea la interpretación cuando los resultados son dudosos. Por ello hay países donde los protocolos generales desaconsejan esa medida. Lo mismo ocurre con algunas infecciones aún menos tratables, como el citomegalovirus.

En cuanto al estilo de vida, existen trabajos científicos que avalan la importancia de que la embarazada evite el estrés emocional mantenido. Por lo demás la embarazada debe hacer una vida normal en cuanto a nivel de ejercicio físico y mental. Es saludable tener vida sexual según el deseo de cada persona. Es saludable el ejercicio físico moderado. Pero es saludable también asegurar la cantidad adecuada de descanso. Una embarazada, ya desde el principio del embarazo, precisa más horas de descanso de lo habitual, por lo que no sería mala idea adquirir la rutina de alguna siesta a lo largo del día.

Si hay un hermano mayor, este puede seguir tomando el pecho durante todo el embarazo y continuar después en tandem con el nuevo bebé cuando nazca.


La analítica del primer trimestre

La analítica en sangre del primer trimestre va dirigida, por un lado, a confirmar niveles adecuados de sustancias como hemoglobina (detectando posibles casos de anemia) y glucosa (detectando posibles casos de diabetes), por otro lado a descartar infecciones como hepatitis, VIH y Sífilis y por otro lado a detectar estado inmunitario con respecto a Rubéola y, en algunos lugares, a Toxoplasma. Se suele realizar también analítica de orina para detectar posibles infecciones urinarias, que en el embarazo son más frecuentes y además tienen más posibilidades de hacerse graves.

En torno a la semana 10 del embarazo se realiza la analítica dirigida al despistaje de cromosomopatías. La cromosomopatía más prevalente el la triploidía del cromosoma 21, más conocida como síndrome de Down. Se analizan dos sustancias en sangre: la PAPP-A y la beta-HCG. Dichos valores no arrojan ninguna información hasta no conocer la edad gestacional con precisión. La fecha estimada de la fecundación a menudo no es un dato conocido por la mujer. La fecha de última regla es orientativa, pues la fecundación se suele producir en torno a dos semanas después, pero tampoco es un valor fiable. La forma más fiable de conocer la edad gestacional es la ecografía, mediante la medida cráneo-nalgas del embrión. La analítica dirigida al screening de cromosomopatías se puede realizar el mismo día que la ecografía (en torno a 12 semanas cumplidas), pero se gana precisión en la prueba si se realiza en la semana 10. Ya se realice la analítica dos semanas antes de la eco, o se realice el mismo día, el último paso de este despistaje de cromosomopatías es poner juntos los resultados y introducirlos en un programa de ordenador. Con los datos de la PAPP-A y de la beta-HCG (junto con la fecha en que la sangre fue extraída), con la medida del pliegue nucal en la ecografía y la longitud craneo-nalgas (junto con la fecha en que la ecografía fue realizada) y con la edad de la gestante, un programa informático, habitualmente en el laboratorio de análisis clínicos, calcula el riesgo de sd de Down. El valor de este riesgo es el dato que se debe tomar para la decisión sobre si realizar o no amniocentesis. La decisión de realizarse amniocentesis es en general a criterio de la embarazada. Hay mujeres que quieren hacerse la prueba para tener la certeza absoluta respecto al síndrome de Down: en ellas el mencionado despistaje de cromosomopatías no es necesario. En el otro extremo, hay mujeres que de ninguna manera se van a realizar una amniocentesis porque diera el resultado que diera no procederían a realizar una interrupción voluntaria del embarazo: en ellas el despistaje de cromosomopatías tampoco es necesario. Pero para la mayoría de las mujeres es de ayuda saber si el riesgo es en torno a 1 /10000, 1 /1000, 1/100 o 1 /10. La forma más racional de proceder según el riesgo, recomendada por la Fetal Medicine Foundation de Londres es, si el riesgo es menor de 1 /1000, tomarlo como riesgo bajo y no hacer nada; si el riesgo es mayor de 1 /100, tomarlo como riesgo alto y realizar amniocentesis; y si el riesgo es intermedio entre estos dos valores, repetir la ecografía para mirar más datos, como la presencia de hueso nasal, y con estos datos adicionales, decidir si realizar o no la amniocentesis.


La ecografía del primer trimestre

Muchas personas se extrañarán al ver este título en singular y no en plural ("las ecografías del primer trimestre") porque muchas personas se realizan múltiples ecografías, especialmente en la medicina privada. Muchos futuros padres están ansiosos por confirmar que el hecho de estar embarazada realmente significa que dentro hay un ser vivo. Piden al ginecólogo realizar una ecografia casi como quien exige un derecho por el que están pagando; muchos ginecólogos creen estar aportando algo claramente positivo si "regalan" una ecografía más aunque no sea necesaria; y en la medicina publica muchas mujeres acuden a un centro de urgencias hospitalarias con cualquier pretexto con la esperanza de que el ginecólogo haga una ecografía para ver por primera vez a su embrión de bebé. Pocas personas piensan que la ecografía pudiera tener algún efecto indeseable. Pues bien, la primera ecografía del embarazo recomendada por la sociedades profesionales ginecológicas es tras cumplir 12 semanas desde la última regla y existen, a mi juicio, al menos dos posibles efectos perniciosos de ecografías antes de las 12 semanas. El primero es que desde hace pocos años existen indicios en animales de experimentación de que la ecografia podría interferir delicados procesos en la formación del embrión por interferir en la migración neuronal de las células (Ang ES Jr, Gluncic V, Duque A, Schafer ME, Rakic P., 2006). De confirmarse este efecto es algo grave y podría estar siendo causa de muchas pérdidas de embarazos incipientes. El segundo, no tan grave, pero más evidente, es el efecto como elemento productor de estrés. Cuando se realiza una ecografía el las primeras semanas de embarazo a menudo resulta ser demasiado pronto y no se puede confirmar el latido del corazón del embrión. Aunque se asume que lo mas probable es que sea demasiado pronto, a menudo esto obliga a ulteriores investigaciones, pues creada la duda, hay que confirmar que no es una gestación interrumpida, o extrauterina, etc, y es habitual que en ese tiempo la mujer esté en un estado de ansiedad al que no tendría por qué haber llegado. Pero además muchos embarazos muy precoces se pierden como parte de la normalidad, por azar; como es en una fase muy incipiente, la mujer tiene un sangrado mayor que una menstruación y lo expulsa sin problemas; detectar un embarazo incipiente interrumpido sólo lleva a tener que realizar una intervención (legrado) que de otra forma no habría sido necesaria. Por eso mi recomendación particular es que la primera ecografía del embarazo se realice aproximadamente al cumplir 12 semanas, como recomiendan las instituciones profesionales, y no antes (salvo que exista una causa para ello).

La ecografia de las 12 semanas tiene por funciones medir al embrión para saber con precisión su edad, medir el pliegue nucal como parte del despistaje de cromosomopatías, y asegurar si se trata de un sólo embrión o más y, en ese caso, diagnosticar si se trata de una sola placenta o de más de una, lo cual tiene gran repercusión en el seguimiento posterior del embarazo.

Problemas del primer trimestre

Uno de los problemas que más habitualmente aparecen en la embarazada, y además uno de los primeros en aparecer son las nauseas y vómitos. Tienen la característica diferencial con otros tipos de vómito de que no hay pérdida del apetito y no hay diarrea ni dolor abdominal. Si son esporádicos y no interfieren con la vida normal, no hay que hacer nada especial. A menudo mejoran aumentando las horas de descanso y evitando el estrés. Si son mayores se puede acudir al ginecólogo quien, habitualmente prescribirá un medicamento llamado Caribán.

Otro problema característico del primer trimestre es la aparición de un manchado vaginal de aspecto sanguinolento. Por definición todo manchado de aspecto sanguinolento se denomina amenaza de aborto. Cuando ocurre es necesario evitar el estrés y asegurar el descanso, lo cual se traduce en una baja laboral si se da en una mujer que trabaja. Mientras sea un manchado escaso no es imprescindible acudir al ginecólogo, pero sí realizar este tipo de "reposo relativo". Antiguamente se prescribía reposo absoluto en cama pero la investigación científica ha demostrado que no es necesario y además el estrés emocional que esto conlleva puede ser perjudicial. Si el sangrado se hace mayor, en una cantidad que comienza a semejarse la la de una menstruación, o si se acompaña de dolor intenso, entonces es necesario acudir a un servicio de urgencias ginecológicas para diagnóstico.

En cuanto al dolor, si es leve, es probable que no sea nada importante. Pero siempre que exista un dolor abdominal intenso en las primeras semanas o meses de embarazo es importante acudir a un servicio de urgencias ginecológicas para el diagnóstico, ya que hay que algunas de las posibilidades diagnósticas conllevan gravedad, como es el caso de las gestación ectópica, entre otras.